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An Ethnographic Inventory

Antropologías multimodales: más que texto

La antropología multimodal propone un programa que especula con las formas posibles de indagación antropológica y que a través de gestos inventivos contribuye a renovar la relevancia del oficio antropológico. La reflexión que propone hace uso de la particular condición hipermediada de nuestra época tratando de superar la fijación disciplinar con lo textual para experimentar con las formas de representación, análisis e indagación.

Nuestro mundo se enfrenta a enormes desafíos, desde la crisis climática de nuestro planeta al creciente aumento de las desigualdades, pasando por presentes precarios que nos sitúan ante futuros cada vez más inciertos. Si bien ofrecer diagnósticos del presente infausto no parece una tarea difícil, ser capaz de atisbar futuros alternativos es, en cambio, un desafío complejo pero cada vez más necesario. En una situación tal, la antropología está obligada a hacerse cargo de nuestros presentes maltrechos y sus futuros inciertos para dotar de una renovada relevancia a sus indagaciones sobre el mundo.

La pregunta no es inusual entre quienes habitan la academia: ¿Qué valor tiene nuestro trabajo para el mundo que habitamos? Una interrogación que no es difícil conectar con la progresiva transformación del oficio antropológico a lo largo de las últimas décadas, una serie de cambios en la forma como las antropólogas practican el trabajo de campo, que afecta también a sus modos de análisis y teorización así como a las formas de representación del conocimiento. Buena parte de ellos encaminados a dotar de relevancia al oficio antropológico que practicamos.

Un mundo de creciente complejidad nos obliga a transformar nuestros modos de hacer disciplinares. Si consideramos el trabajo de campo, como bien sabemos, este ya no es lo que era (Fieldwork is not what it used to be), ese es el argumento planteado años atrás por George Marcus y James Faubion (2009). Así lo podemos constatar a partir de las propuestas de etnografías multi-situadas que responden a la geografía compleja de un mundo globalizado, la incorporación de todo tipo de tecnologías digitales que re-equipan el trabajo de campo, pasando por el interés por las relaciones inter-especie que redefinen el objeto mismo de la antropología. La etnografía se ha adaptado progresivamente a las nuevas realidades empíricas de nuestro mundo y como parte de esa transformación nos encontramos también con exploraciones singulares de otros modos de representación del conocimiento antropológico que van más allá de lo textual. Ejercicios en los que se exploran lenguajes visuales, formatos expositivos o géneros de representación no tradicionales como la ilustración. A través de ese amplio repertorio de experimentaciones el oficio antropológico se ha abierto a otros tipos de relación más colaborativas al tiempo que abraza nuevos públicos a los que interpelar con sus creaciones.

En este contexto podemos situar con toda una serie de proyectos que incorporan en la etnografía nuevas sensorialidades, inyectan en ella un gesto experimental o exploran formas de colaboración diversas (con otras disciplinas, con las contrapartes en el campo, etc.). Un concepto que intenta capturar estas múltiples exploraciones en distintas instancias del oficio antropológico es la figura de antropologías multimodales. Para algunos autores, la multimodalidad señala la centralidad de los medios (especialmente digitales) para el trabajo antropológico (Collins, Durington y Gill, 2017), aunque la propuesta de Mathew Collins y colegas va más allá de la pura digitalización para lanzar una propuesta programática desde la que formulan una antropología que es colaborativa y que se implica públicamente: “multimodal anthropology, by which we mean not only an anthropology that works across multiple media but one that also engages in public anthropology and collaborative anthropology through a field of differentially linked media platforms” (Collins et al., 2017: 1).

La propuesta de estos autores es valiosa, pero me resulta más sugerente la articulación que hacen Gabriel Dattatreyan e Isaac Marrero (2019) al pensar la multimodalidad como una línea de exploración con las políticas de la invención en la disciplina a partir de la cual se experimenta con la sensorialidad, la experimentación y la performatividad de la práctica antropológica. Para Marrero y Dattatreyan, la antropología multimodal es multisensorial en lugar de textual, antes que representar buscar performar y más que descriptiva es inventiva.

Siguiendo estas líneas de reflexión querría pensar en la antropología multimodal como un programa distintivo a través de las cuales la disciplina se abre a la invención de formas de expresión y representación, de relación y producción de conocimiento a través de múltiples modos relacionales y representacionales que van más allá de lo textual. A través de ellos, los antropólogos y antropólogas exploran otros modos de indagación, se abren a nuevos lenguajes y formatos para expresar su conocimiento y son capaces de interpelar a públicos amplios y diversos. La antropología multimodal, en definitiva, busca animar la condición inventiva del oficio antropológico, una formulación que bebe de la propuesta programática elaborada por Gabriel Dattatreyan e Isaac Marrero (2019).

Ilustraciones de Manuel João Ramos de su libro de 2010 Historias etíopes.

En tiempos recientes toda una serie de experimentos antropológicos exploran formas diversas de registro, representación e indagación, esas tres categorías son importantes porque señalan instancias diversas del oficio antropológico en las cuales se producen cambios específicos: el trabajo empírico, las formas de análisis y las prácticas de representación. De manera amplia podría decirse que las antropologías multimodales nos abren a experimentos en cada una de esas instancias de la indagación antropológica, por ejemplo: plataformas web para el análisis colaborativo, registros gráficos que permiten el uso de otros lenguajes (como el cómic), géneros performativos y teatrales que permiten otras formas de representación y de indagación… En definitiva, vemos proliferar etnografías que abandonan su apego por la monografía textual como forma paradigmática y producto final para internarse en la exploración de otros registros multimodales y formas experimentales de indagación. También nos encontramos con formas de trabajo de campo que no pueden describirse con la figura de la observación participante, porque se internan en gestos experimentales y colaborativos. O proyectos en los cuales el análisis ya no es únicamente una práctica en manos del antropólogo sino que está distribuida con sus contrapartes.

Consideremos un ejemplo paradigmático para explicitar algunas de estas cuestiones, se trata del proyecto The Asthma Files, desarrollado por los antropólogos Kim Fortun, Mike Fortun y una serie de colaboradores para el estudio social de la afección del asma y otras dolencias respiratorias (Fortun et al., 2014). En lugar de acudir a un servicio de neumología de un hospital, o ponerse en contacto con una asociación de personas afectadas, los antropólogos han diseñado una plataforma digital (The Asthma Files) en la cual están involucrados pacientes, médicos, expertos diversos y diseñadores de software. La infraestructura les permite estar en contacto, trabajar, compartir datos y realizar análisis compartidos a partir de la infraestructura de archivo que han diseñado, como argumentan los autores: “En un sentido amplio, el género del archivo y la estructura de archivos de The Asthma Files son experimentos con la tecnología y la textualidad, que permiten trabajar en pos de configurar análisis etnográficos sintonizados con los problemas complejos y las cambiantes condiciones de producción” (Fortun et al. 2014: 634).

 

Imagen de la plataforma PECE desarrollada por The Asthma Files.

El sitio web que han creado no tiene el propósito de publicitar la investigación o simplemente presentar resultados sino servir infraestructura para el trabajo conjunto de los participantes, una plataforma que “conecta a investigadores de forma novedosa, permite nuevos tipos de análisis y visualización de datos, y anima la implicación de los investigadores con problemas públicos y diversas audiencias” (Fortun et al. 2014: 634). El diseño de la infraestructura (a partir del software Drupal) llamada PECE (Platform for Experimental Collaborative Ethnography) forma parte integral del proyecto y es, de hecho, uno de sus resultados. Frente a los trabajos de campo de corte naturalista donde la antropóloga participa en un sitio dado, tratando de no interferir y perturbar la dinámica social existente, en el caso de The Asthma Files la etnografía (y así es como la definen sus autores) se desarrolla mediante el diseño de una infraestructura digital que construye, literalmente, el campo etnográfico y forma parte constitutiva de este. Como argumentan en su trabajo los Fortun: “hay una necesidad política crítica de desarrollar este tipo de experimentos, puesto que apuntan a otros tipos de conocimiento, construidos sobre la base de modos de colectividad distintos a los que nos hemos acostumbrado” (Fortun et al. 2014: 640).

El proyecto evidencia toda una serie de experimentaciones que se desarrollan dentro de la antropología en tiempos recientes y que la figura de antropologías multimodales trata de capturar. De manera particular, The Asthma Files permite evidenciar varios aspectos centrales que se encuentran presentes en muchas otras exploraciones multimodales, a saber: el uso de tecnologías digitales para el desarrollo de proyectos etnográficos, la colaboración como forma relacional de la etnografía y la experimentación como modalidad distintiva de producción de conocimiento antropológico. No son en absoluto dimensiones que estén presentes en todas las propuestas multimodales, pero sí son vectores que animan este tipo de experimentaciones antropológicas en muchas ocasiones.

Podemos decir también que esas distintas vocaciones no son novedosas en la antropología, y es muy cierto, pero las antropologías multimodales parecen acentuar tendencias de largo recorrido de nuestra disciplina. Siguiendo la propuesta de Gabriel Dattareyan e Isaac Marrero me refiero a tres que vectores permiten caracterizar las antropologías multimodales: (1) el establecimiento de formas de colaboración múltiple en la producción del conocimiento antropológico, (2) la exploración de la sensorialidad del mundo más allá de la textualidad tan habitual en la antropología, lo cual abre la disciplina a explorar nuevos modos de representación antropológica y, (3) la experimentación con los métodos y, de manera amplia, los modos de indagación, a las cuales es posible añadir una invocación a las políticas de la invención etnográfica.

 

Referencias

Collins, Samuel Gerald, Matthew Durington, and Harjant Gill. “Multimodality : An Invitation.” American Anthropologist 119, no. 1 (2017): 1–5.

Faubion, James D, and George Marcus. “Fieldwork Is Not What It Used to Be. Learning Anthropology’s Method in a Time of Transition.” Ithaca, NY: Cornell University Press, 2009.

Fortun, K, M Fortun, E Bigras, T Saheb, B Costelloe-Kuehn, J Crowder, D Price, and A Kenner. “Experimental Ethnography Online. The Asthma Files.” Cultural Studies 28, no. 4 (2014): 632–642.

Marrero-Guillamón, I, and E G Dattatreyan. “Introduction : Multimodal Anthropology and the Politics of Invention.” American Anthropologist 121, no. 1 (2019): 220–28.

Referencias multimodales 


IMAGEN DE CABECERA: Fotografía de la antropóloga Martha-Cecilia Dietrich titulada Framed or my work desk, pertenece a su ensayo fotográfico ‘Doing time – visual notes on waiting without quite knowing for what exactly’, publicado en entanglements (2020). El foto-ensayo etnográfico, o ensayo fotográfico de carácter etnográfico, es un género de representación que utiliza la fotografía como elemento central para la presentación y representación del conocimiento antropológico. Desarrollado a partir de la década de los sesenta por medios de comunicación, entre ellos la revista Life, en tiempos recientes la disciplina ha recobrado el interés por este formato visual. Revistas como Cultural Anthropology, Visual Anthropology, o el Journal of the Royal Anthropological Institute, entre otras, han abierto secciones dedicadas específicamente a la publicación de ensayos fotográficos.

No hay una definición estricta y clara sobre el ensayo, aunque un elemento relevante es que la fotografía tiene el papel principal, en detrimento del texto, en la elaboración de una representación. Como señala Patrick Sutherland: “Photographs in photo essays are constructed from the continually changing world around us. They are made by photographers rather than just captured by cameras. Consequently they often reveal the concerns and personal perspectives of the photographer as well as recording what is framed by the technology” (2016). Podemos situar este género dentro de las recientes exploraciones multimodales dentro de la antropología, como un formato que ofrece la posibilidad de experimentar con la relación entre palabras e imágenes.